Escrito por: Marina Pérez, Directora Deportiva del Traviesas Hockey Club
Las niñas suelen comenzar más tarde que los niños en deportes de equipo debido a una serie de factores socioculturales que moldean sus intereses y oportunidades desde una edad temprana. A diferencia de los niños, muchas niñas no son incentivadas a involucrarse en deportes competitivos, lo que provoca una brecha de participación en estos contextos. Este fenómeno tiene profundas raíces en estereotipos de género, presiones sociales y la falta de referentes femeninos, que influyen tanto en las niñas como en sus familias.
Estereotipos de Género
Desde una edad temprana, las niñas están expuestas a estereotipos que presentan la competición y los deportes de equipo como actividades más apropiadas para los niños. Mientras que los niños reciben mensajes constantes de que deben ser competitivos, fuertes en el deporte, las niñas suelen ser alentadas a enfocarse en actividades más «tranquilas» o «femeninas». Esto afecta su autopercepción y su disposición para participar en deportes de equipo, ya que el entorno no siempre les hace sentir que pertenecen en estos espacios.
Influencias Familiares
Los entornos familiares tampoco ayudan a cambiar esta dinámica. La mayoría de madres y padres han sido educados bajo creencias tradicionales que siguen influyendo en sus decisiones, muchas veces de forma inconsciente. Así, muchas veces se apunta al niño a fútbol o baloncesto, mientras que a la niña se le orienta hacia actividades como la gimnasia rítmica o el ballet. Este condicionamiento, aunque no siempre intencionado, perpetúa la idea de que los deportes de equipo no son «para niñas», y las aleja de experiencias que pueden fomentar su confianza y habilidades competitivas.
Falta de Oportunidades y Exposición
Otra barrera significativa es la falta de oportunidades y visibilidad para el deporte femenino en general. Los equipos deportivos, ligas y torneos suelen estar más enfocados en los niños, lo que deja a las niñas con menos opciones para iniciarse en deportes de equipo. La falta de referentes femeninos visibles en los medios y en sus propias comunidades también limita el interés de las niñas, quienes no ven en el deporte un espacio para ellas. Sin modelos a seguir, muchas niñas no desarrollan el deseo o la ambición de participar en deportes competitivos.
Condicionamiento Sociocultural
A las niñas, además, se les condiciona culturalmente a evitar la competencia. Se les enseña a enfocarse en la cooperación y el cuidado de los demás, y no en ganar o competir. Los deportes de equipo, que fomentan una mentalidad competitiva, a menudo no se alinean con los valores que se les inculcan, lo que lleva a muchas a sentirse fuera de lugar o poco preparadas para enfrentarse a un entorno competitivo. A menudo, se percibe que ser «agresiva» o «ambiciosa» no encaja con las expectativas tradicionales de feminidad, lo que desincentiva la participación en deportes de equipo.
¿Por Qué es Importante Cambiar Esta Tendencia?
Es crucial cambiar esta tendencia para fomentar la igualdad de género en el deporte. Involucrar a las niñas desde una edad temprana en deportes de equipo no solo les proporciona beneficios físicos, sino que también mejora su autoestima, fomenta el trabajo en equipo, el liderazgo y la resiliencia.
Al abordar los estereotipos de género y ofrecerles oportunidades equitativas, se les permite desarrollarse en igualdad de condiciones con los niños, lo que las empodera dentro y fuera del deporte. Además, romper con estas barreras culturales crea una sociedad más inclusiva, donde las niñas pueden soñar en grande y verse a sí mismas como competidoras, líderes y modelos a seguir para futuras generaciones.
En 2019, en el Traviesas Hockey Club, apenas el 5% de nuestras licencias deportivas pertenecían a niñas. Hoy, ese número ha crecido al 35%, y en las categorías más jóvenes, estamos alcanzando un 48% de participación femenina. Estos datos nos llenan de esperanza, pero también nos muestran que aún estamos lejos de lograr la igualdad en la iniciación deportiva.